Niño de la noche, pequeño elfo dorado
entre tulipanes fucsias se pulverizan tus ojos
Y había frasquitos de colores enterrados en la
arena
pequeñas almitas encerradas en vidrio
Alejandra decía que la rebelión consistía en
eso
y aún así quedaba la duda de ser o no ser
Esa seguía siendo la cuestión
Por pasillos azulados y transparentes
las flores peregrinaban hacia la primavera
Y había plegarias para los colores
Yo quería aplastar al silencio
hacerlo trizas en un rincón
con un grito salido del estómago
y seguir gritando hasta que de la espalda
me salgan alas
El bebé de ojos de zafiro
dormía en la cuna de cristal
Eunuco en miniatura
tomaba poesía en mamadera
y luz blanca por pezones de goma
La noche llena de ojos
observaba el sueño de las estrellas
y había que deslizarse
en la inconciencia de la luz
Ellas morían en el final de la noche
como las reinas del pecado
Ríspido equilibrio era nuestro corazón
anclado junto al océano
Yo soñaba con tu orilla
como un náufrago
En tus húmedas latitudes
los días eran siniestros
como los ojos de un gato
y en la televisión
volaba la mariposa de tu rostro
Deja al niño en su cesto de mimbre
en su nave de mimbre viajando por el Paraná
Hijo legítimo de los pecados del sexo
Ojalá no haya ocurrido una masacre
Habíamos llegado al lugar donde se desnudaban
las jóvenes de cabello rojizo
Habíamos invocado el color de la ciruela
Corazones mágicos y salvajes
En la ribera los dioses reptiles rezaban al
río
y el agua copulaba con el cielo en el
horizonte
Mujer
Yarará
Danos tu
veneno
Danos tu
anillo perfecto
cuando
la luna se disuelva en el río
Extasiados en calor
como serpientes en celo
bajo el alucinado sol de la siesta
Verano de moscas azules y verdes
Era casi una visión del infierno
Niña de la siesta ¿qué pasó con la Reina
prometida
para quién ofrendara su sangre al río?
Este es
el primer y último poema de la fiebre
Un muro de visión me impidió ver la nada
¡Vamos
niña! queremos ver tu streap-tease mental
hasta
que tu cerebro quede desnudo
Solo estábamos representando una misa de
símbolos
Eso era todo, y haciendo simulacros de
copulaciones
Tu vulva
era el pasadizo hacia la noche de terciopelo
Habíamos vuelto de zambullirnos
en arroyos de purpurina
El cuerpo flotando bajo el puente
adornado con pétalos
Los caníbales de la belleza
esperaban en la costa
Había que descender río abajo
en la locura del verano
El crepúsculo era un tulipán fucsia
en el jardín de las nubes
Y los deseos del niño
eran abejas excitadas
Bajaba la temperatura del espíritu
El niño sonreía en la nave de mimbre
Y la Reina me ofreció su flor
abierta en pétalos
La puerta húmeda
hacia la noche de terciopelo