Moro y reino
en el conurbano,
en los cordones
suburbiales de su cuerpo.
Esnifé mi ética
como un peronómano
mutante
Ponía quinta al camaro
por la lugones
pensando que la noche
y la patria todavía
eran jóvenes
y podía juntar
mucha plata
con la sarasa
y el exabrupto
de la mandíbula
Reventé las estructuras
y los resortes
del “aparato”
me hice grande
con los sueños boludos
de adolescentes políticos
y le robé varias décadas
ganadas a este país
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