Me fui
para adentro
y me busqué
la mirada
en el agua
mi nombre
en el silencio
mi piel
y mi cabello
en la caja
de la luna
Sin nosotros
en el ahora de allá
mi queseyó
chupando tu lengua
vaciando tu boca
Mudé mi voz
hacia lugares más cerrados
donde las caricias
de los pájaros vuelan
ya no cae la tarde
con la lluvia
Busco las palabras
entre los yuyos
resurgiendo en la angustia
en el instante del segundo
en la tacuara astillada
del monte
Noche preñada
y desnuda
hembra dormida
en el pasto
Navego solo
y ausente
en la plegaria
sumergido
en el borde de tus ojos
yendo en la procesión
de remolinos
Tapé a mi sombra
dormida e inocente
Mi boca es el pico
de un tucán
por donde florecen
palabras de jacarandá
Mastico la naranja
de la tarde
y chupo su jugo
Solo estamos
para nosotros
y los otros
que como nosotros
nos muestran
su rostro desnudo
Arranqué la tierra
para buscar el abismo
el paraíso del fondo
La noche me duele
en los ojos
en el silencio
en la sombra
en los zapatos desordenados
la luna me confundió
con alguien y me besó
lentamente los rostros se pierden
A los pies del horizonte
se arrodilla mi cuerpo
Como una víbora eléctrica
mi poema serpentea
los renglones
mi canto de carau
entristece la noche
muerdo las palabras
y sangran
Avá ñeé
que habla y dice
lo que los ojos callan
El espejo me devuelve
el vacío de la sangre
la ansiedad de la raíz
el veneno encendido
en los pensamientos
Transpira la axila
de la tierra
en el norte
Descalzo en la arena
camino hacia la laguna
de mi nombre
Le hice un tajo
a la luna
para que sangre
su leche
mi angustia
mordida por los deintes
de yacarés
La piel busca el agua
igual que el árbol
y luego el alma
queda tirada
como una cáscara
en el suelo
Cuando yo no era
todavía nada
se desató mi lengua
y bebió el agua
del cielo
y enterró su raíz
en la tierra
Pasajero de la noche
sombra de tu sombra
hasta aquí llegó mi silencio
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